martes, 26 de junio de 2012

Quién diría.

Salí de casa con las manos en los bolsillos. El Sol caía de reojo, como quien no quiere la cosa, haciéndose el rico. Atorrante y sobrado, arañado por el viento vespertino. Saqué el celular, ingresé el patrón de desbloqueo y vi la hora. Tres con diecinueve minutos. Abrí el registro de llamadas mientras caminaba en bajada directo a la avenida. Tono de llamada. Timbrando. Aló? Aló? Dónde estás. Hablamos más cosas que no recuerdo y colgué el teléfono. Crucé la pista y recordé las monedas en mi bolsillo. Las acaricié con los dedos para asegurarme de que estaban ahí y estiré el brazo.

jueves, 21 de junio de 2012

AGUANTE COLADA (1): El origen.

Piña estaba feliz de haber cobrado el cheque. Sentía que lo merecía por haber estado parada como cojuda durante dos semanas en la oficina del vicerector. Estaba feliz de haberlo cobrado porque sentía que era lo mínimo que podían darle después del accidente. Estaba feliz y orgullosa de sí misma por haber conseguido lo que muchos creyeron imposible: cobrar una indemnización por daños y prejuicios. Plata gratis, plata fácil. Total, ella se sentía curada muy a pesar de los resultados médicos. Se había resignado. Esa semana se dio cuenta que tomaba más pastillas que su abuelita a la hora del desayuno, así que al parecer, el dinero extra logró su objetivo: robarle una sonrisita. Sonrisita clásica de los que se contentan con la plata porque de salud ya no pueden. Le robaron una sonrisita y esa sonrisita tuvo su precio: tres cifras adicionales en su cuenta que últimamente se había estado codeando con el cero lastimero.

miércoles, 20 de junio de 2012

Como enferma.


La amiga de mi amiga está enferma. Está enferma desde hace un par de días. Toma tres pastillas al día y camina como zombie por el corredor. Camina, miento, se desliza casi desparramándose en vida y da pequeños respiros con su constipada nariz. Se arrastra y sufre a cada paso. Se queja, se frota los ojos y ansía ducharse. Le dan sopa, esperanzas y un beso volador. Le prenden la televisión, le dicen que se abrigue y le cierran la puerta. Ingenuos, piensan que el contagio no es veloz. 
La amiga de mi amiga está enferma. Está enferma hace un par de días ya. Toma leche en el desayuno, pan, queso, yogurt y cereal. Se recuesta en la cama en la última habitación, del último piso, en el último corredor. Se deja morir, miento, se interna en el coma temporal y da fuertes bocanadas de aire con su inflamada garganta. Se echa y cierra los ojos cerrando un ángulo agudo. Allanando un ángulo obtuso. Le dan buenas noticias, le preguntan cómo está y le cierran la puerta. Ingenuos, piensan que el contagio no es veloz.
La amiga de mi amiga está enferma. Está enferma. Sigue enferma. Siempre se enferma, y cada que se enferma, camina como zombie por el corredor.