miércoles, 20 de junio de 2012

Como enferma.


La amiga de mi amiga está enferma. Está enferma desde hace un par de días. Toma tres pastillas al día y camina como zombie por el corredor. Camina, miento, se desliza casi desparramándose en vida y da pequeños respiros con su constipada nariz. Se arrastra y sufre a cada paso. Se queja, se frota los ojos y ansía ducharse. Le dan sopa, esperanzas y un beso volador. Le prenden la televisión, le dicen que se abrigue y le cierran la puerta. Ingenuos, piensan que el contagio no es veloz. 
La amiga de mi amiga está enferma. Está enferma hace un par de días ya. Toma leche en el desayuno, pan, queso, yogurt y cereal. Se recuesta en la cama en la última habitación, del último piso, en el último corredor. Se deja morir, miento, se interna en el coma temporal y da fuertes bocanadas de aire con su inflamada garganta. Se echa y cierra los ojos cerrando un ángulo agudo. Allanando un ángulo obtuso. Le dan buenas noticias, le preguntan cómo está y le cierran la puerta. Ingenuos, piensan que el contagio no es veloz.
La amiga de mi amiga está enferma. Está enferma. Sigue enferma. Siempre se enferma, y cada que se enferma, camina como zombie por el corredor. 

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