miércoles, 22 de junio de 2011

Para saladas, yo.

Mi intención para hoy era contar un ejemplo de lo triste que es mi suerte. Iba a ser gracioso y apuesto a que muchos de mis amigos se iban a revolcar de risa con lo que iba a contar: lo tenía planeado hace días. Pero dado a las incidencias de hoy, creo que aprovecharé el momento que, estoy segura, le voy a contar a mis hijos y haré que se convierta en una tradición para que ellos se lo cuenten a sus hijos y ellos a los hijos de mis hijos y así hasta que se convierta en un mito de la localidad y mi suerte sea tan famosa como la de Ciro. 
Desde marzo de este año, yo, que nunca había jugado un partido oficial de voley (y con eso me refiero al colegio), no sé si por presión del grupo o por simples ganas o por el propio aburrimiento... empecé a ir a las canchas del campus a jugar. Creo que es más para pasar el rato. Y bueno, así me la pasé algo de cuatro meses, o sea, hasta ahora. Mucha gente iba y sigue yendo. ¿Por qué? Algunos por amor al deporte, qué se yo... pero hay otros que, como yo, le han encontrado un sentido: practicar para el campeonato cachimbo. No es UFF, EL CAMPEONATO, pero mariconadas pues a nadie le gusta perder. Y BUENO, resulta que dicho campeonato se está realizando en estos días... y va pues, nos quedábamos a ver los partidos. Hace algo de dos semanas, nos quedamos para uno. 

Ahí lo vi.

Era una cosa impresionante porque no suelo fijarme en si un chico es simpático o no, así sea UFF, SIMPATIQUÍSIMO. Y bueno, cada quién tiene sus gustos y yo tengo los míos. Esta vez, fue un tanto diferente porque al principio miraba el partido ida... distraída, contabilizando los puntos, conversando con mis amigos y eso... Y no sé en qué momento fue que... presté atención en el saque. 

Y sacó

Puuuucha que sentía el corazón latir en mi esófago. Sentía mis fosas nasales invadidas por la aorta y mis pulmones retumbar cual tambor. El día se hizo noche y la noche no fue oscura. NO SÉ, me quedé en nada pues, ya tampoco quiero exagerar. Y aquí es donde codeo a un amigo. "Tonta, a ver checkéate al diez" Sí, así le digo a mi amigo. En fin. No despegué la vista del partido y lamenté que perdieran. Le conté a un par de amigos más que estaban por ahí... Y para cuestiones del destino, una de mis amigas enamoraba con uno de los compañeros de susodicho. "¿Lo conoces?" "No, pero te averiguo" "Ya, gracias!". EL momento no pasó a más... digo, la fiebre del "Ay! este chico está simpático" me habrá durado hasta la mañana siguiente de aquel... jueves, si no me equivoco. Fue... el detalle curioso de esa tarde... no fue más. Pasaron los días... vino lo cotidiano, mis días inundados de matemática apestosa y curvas isocuantas... Almuerzo, amigos... guerras con mis sábanas para poder llegar temprano... Pero más que nada, luchas con la consciencia. 

Y fue ayer. Ayer como cualquier otro día en el que fui a las canchas.

Estábamos haciendo el ridículo, jugando en círculo por pura diversión mientras esperábamos que el equipo de hombres de la carrera tuviera su partido contra... Sistemas, si no me equivoco. Terminó el partido, acorde a toda predicción; ganamos y nos quedamos conversando otro rato. Había otro partido después del nuestro y no sé quién fue el alma bendita que dijo para quedarnos a ver. Nos quedamos y adivina adivinador... ¿quién jugaba? Sí pues, muy obvia.

Jugaba él.

Se me abrieron los ojos como platos y me reafirmé en mi posición inicial. "Me gusta ese chico", le dije a mi amigo, como aquella primera vez. Así que, no podía conmigo. Ni conmigo ni con mi genio y me acerqué al árbitro para ver el score. Estaban perdiendo. Disimuladamente me quedé al lado de su equipo. Llevaba el 10. Quiero pensar que las miradas que cruzamos no fueron imaginación mía. No fueron producto de la cafeína o algo así. PERO PUCHA, en mi vida me sentí tan... no sé, tan... en complicidad. Fue bonito, esos ratitos, pero así... segundiiiiiiitos! Y ya pues. Ya se me fue la idea. AH NO! ya. Entonces... uno de sus amigos, justo el que estaba más cerca a mí dijo algo como "¿Vale distracción?". Yo al principio no lo entendí, hasta que les hicieron puntos y justo el que dijo eso, mencionó algo como "Ella distrae pues". Agradecí el piropo, aunque no me sentí como una distracción. En fin, en ese instante, tuve ganas de preguntarle cómo se llamaba su amigo. PERO NO. Qué va a ser, cómo iba a hacer eso. Entonces me senté con unos amigos que estaban al frente. Pasó el partido, perdieron como en el primero y yo me quedé con la idea del asqueroso "le hubiera preguntado". 

Le hubiera.

El "le hubiera" ya no valía pues, ya no tenía sentido que siga pensando en por qué no lo hice. Si no lo hice en ese momento era por algo y ese algo me quedaba demasiado claro. Además yo no era de esas reacciones pues, la timidez es la que gira el timón en este barquito. Y aquí es donde se acerca mi amiga, la de la otra vez, la que enamoraba con uno de la carrera. "Ya sé cómo se llama tu chico". UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUHH. Sentí como si un halls hubiera entrado a mi aorta, poniéndole mentita al pecho y así. Jajaja, suena estúpido, pero algo así fue. Me dijo el nombre. Era un nombre compuesto. Cuando llegué a mi casa me olvidé de buscarlo, pero bueno, lo busqué en Facebook y nada, no lo encontré. Me distraje haciendo otras cosas y bueno, me olvidé. Hoy mi prima -a la que también le conté- me dijo que ya lo había ubicado pero fue una falsa alarma. O sea cualquiera diría que me averiguo quién es para ir como una salvaje y toda mandada, hablarle y eso. PERO NO. En qué cabeza jaja. Yo sólo quería saber su nombre, con eso era feliz. El problema es que mi prima tardaba milenios en responder y yo tenía que irme a la Universidad a un partido de voley... Cuando volví, o sea, hace no más de dos horas, ni bien sentí que me pudría de aburrimiento, me decidí a buscarlo. Por diversión, por ver. Hice todas las combinaciones posibles de su nombre (el bendito nombre se puede escribir de 2342352463441312 formas). Hice variaciones en el "lugar", porque, para variar, los arequipeños en facebook tienen la opción de poner "Arequipa", "Arequipa, Perú, Arequipa" "Arequipa, Perú" "Perú, Arequipa" "AQP" y así. Y en una de esas, no sé cómo di con un profile con una foto en la que todo era pequeñísimo y nada era reconocible. ENTRÉ. 

¡Uff qué buena suerte tengo!

Era él, lo había encontrado. Zumbé hasta el cansancio a mi mejor amigo, justo le estaba contando de él. "ROOBBB LO ENCONTRÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE SOY UN DIOS BLABLABLABLABLA" En serio me sentí genial. Encontrar a una persona en Arequipa en menos de dos días, WOW. Aunque, Arequipa es un pañuelo y todo el mundo se conoce, igual es difícil ubicar a alguien de quien sólo sabes cómo se llama. Me sentí lograda. Sentí que fue todo un éxito. Revisé sus fotos, sí era él. Era como lo recordaba, me reí un montón con un par y... leí los comentarios. 

Bien, tiene enamorada. 

Sin prestarle mucha importancia, vi que sus fotos eran graciosas, pero ya no podía evitar distraer la vista cuando terminaba en ese nombre que comentaba "mi amor". Vi que los "te amo" iban desde hace más de un año y ya pues, qué pena... Entonces entré al profile de la chica. (Bien, me siento una chismosa, curiosa, de lo peor). Y... se me cayó el mundo. No sabía si reírme. Me carcajeé. Me reí como hace tiempo no lo hacía y dije un par de lisuras. También me olvidé si alguna vez dije que tenía buena suerte. La chica tenía una foto de perfil mostrando su pancita de por lo menos cinco meses. Bien, Erika, tienes la suerte más cómica del mundo. Jajajajajajaja. Ayy, vida la mía. Entonces ahí fue cuando di un gran suspiro, cerré todo y abrí el blog. 

lunes, 20 de junio de 2011

Un éxito.

Me gustan los tipos que bailan excelente. No sé, supongo que es ese airecito de agresividad en los movimientos el que la jala a uno. Pero imagino que tanta buena cosa no puede ser cierta. Alguna desventaja debe de haber... ¿Por qué lo digo? Pues por la noche del sábado, que fue un éxito, aunque me moría de frío. No es broma. Hacía un frío 

de la reparimpampinsuvida, 

y eso que yo fui abrigada. Bueno, no tanto, pero a comparación de otras chicas, yo SÍ fui abrigada. Y no me dejarán mentir: todo el mundo prefirió estar dentro, a pesar de la multitud. El aire no estaba cargado, la música estaba buena y por lo que vi, el ron a un sol no le cayó mal a nadie. Todos felices, todos bailando. 
En fin, hubo de todo. Puedo empezar diciendo que me olvidé la entrada. "Tendrás que comprar otra, Erika" me dijo Pamela. Nooooo, ¡está loca!. "¿Pagar una entrada por gusto? 

No, no. ¡QUÉ VA A SER!" 

Llegué y casi nadie me reconocía. Debió ser el laciado. Bueno, me acerqué a la chica que controlaba la entrada. "¿Y si me he olvidado la entrada?", le sonreí. Ella me miró impaciente, con cara de "ay qué tonta" pero ya pues, era la verdad, tenía que aguantármela. Me puso dos sellos, y se lo agradezco (me ahorró una entrada). La fiesta quiso ser trasladada a un entorno griego. Colgaban de los muros telas blancas que simulaban ser columnas. Había un caballo de troya! era grandazo, una cosa alucinante desde su tamaño. Dicen que al final lo quemaron, hubiera sido buenísimo tener una foto de eso, pero lástima porque me fui temprano. Y sigo, me encontré con un par de amigas del colegio, que no veía hacía más de medio año. Fue estupendo recordar tantas cosas que ya no son como ahora. Hacía un frío de porquería ¿lo dije?, tuvimos que entrar y empezar a bailar. Me prestaron un casacón, una carpa andante, yo estaba hecha todo un circo trasladando metros y metros de tela que me calentaban rico y me hacían sentir un oso abrazable y gordo. 

Un oso térmico. 

A eso de las once de la noche la gente ya estaba algo entonada. ¿Y quién no? Con el ron tan barato y el tekila en oferta, imagino que no se resistieron; pero estaba bien, que disfruten, que disfruten. A cada paso me encontraba con gente y me quedaba conversando un poco, entonces puedo decir que la mitad de la fiesta me la pasé conversando. ¡Pero bien! porque me divertí. La otra mitad la pasé con los chicos de la clase, algunos ya estaban hechos y otros estaban picados. Mate de risa. Cada cosa que uno ve. Fredy me preguntó por Pamela. "No sé dónde se ha metido!" a lo que él respondió "Pucha, ya no te preocupes, yo te voy a cuidar"  para después rodearme con el brazo. Lo seguido que se escuchó fue un gritito. 

"¡FREEEEEEEDY! ME QUEMASTE CON EL CIGARRRRRO". 

O sea, ya iba a ser demasiado raro que  pase la fiesta sin vivir alguna desgracia. Ahora tengo un círculo de sangre en el dorso de la mano. "Bonita forma de cuidarme". Fredy explotó en risa, obviamente estaba borracho. Tan o más borracho que los tipos que detrás nuestro, convirtieron la fiesta griega en una fiesta romana. ¡Qué terrible! En serio. Con Fredy nos ganamos con unos agarres malditos y unos bailes que, lejos de ser normales, parecían eróticos. Y bueno, nunca faltan de esos ¿no? En fin, fue gracioso. Pero más gracioso fue el momento electro. En la promo hay un par que bailan electro. No hacen los movimientos raros que comúnmente hacemos porque nos dejamos llevar por el momento. No. Ellos SÍ bailan electro. Y bueno, paja pues, en el círculo, entraban, hacían sus pasos, el ambiente se hacía movido y el momento estuvo bueno. Pero el momento se convirtió en el top de la noche cuando Victor se cayó. Un potente "JAJAJAJAAJAJAJ" se escuchó en el lugar. Fue geniaaal. G E N I A L. El piso estaba derramado con cerveza y la vida hizo lo que tenía que hacer. La gravedad puso de su parte y PUM! LISTO, EL MOMENTO DE LA NOCHE: LA CAÍDA DE VICTOR. Lo mejor de todo fue que cuando intentó pararse, volvió a caer. Otro "JAJAJAAJJAAJAJ" inundó el círculo y otros curiosos se contagiaron rápidamente. Lo que pasó después ya no fue tan cómico. Claro, nunca faltaban las tonteras que uno dice de borracho para el deleite de gente como yo, que se vacila con las desgracias ajenas, como la que vivió Victor. En fin, ese fue el comentario de la fiesta que, me ha dejado una enfermedad que incluso hoy, me cuesta mucho llevar. Pero ver la caída de Victor valió la pena. Y como insinué,  esa sería una de las desventajas de bailar increíblemente bien, pero... ya pues. A arriesgarse. 


Yo, al día siguiente.

sábado, 18 de junio de 2011

Especial de Sábado

Hoy es sábado. Sábado de fiesta. Sábado de destrucción.

Ya saben, sábado.

Sábado de... irse a algún lado con un puñado de amigos -de esos que beben y beben y vuelven a beber- a pasarla bien. Yo, que no estoy muy acostumbrada a eso, saldré hoy. Y no es que me muera de ganas o que mi torrente sanguíneo grite por alcohol (me destruyo a mi manera y punto) lo que pasa es que, se da la oportunidad y ya. Distraerse es bueno. Pasarla bonito es hermoso. Reír mucho es saludable. Me imagino que es así como funciona todo ¿no? Estás echado en la cama, conversando con la gente en el Messenger, viendo una película o jugando algo adictivo como el DotA, Tibia, Wow, Counter, Left4dead y mariconaditas así que tanto les gusta a los chicos (lo que mencioné fue por ellos, aunque también conozco chicas -como yo- que juegan como si no tuviesen que estudiar, comer o dormir); y alguien te habla. "¿Vamos a un tono?" a lo que, adormitado, aburrido, casi dopado por el sábado que te hace ver una tarde más amarilla, más calientita, más... más de fin de semana, si es que existe el poder decir algo así; respondes, dependiendo de tu humor, algo como "¿Dónde?" o "¿De quién?". En menos de lo que crees tu cerebro procesa la información de las siguientes tres cosas que tienes por hacer. Primera: analizar rápidamente tu último fin de semana. ¿Saliste? ¿Llegaste a una hora aceptable? ¿Te acuerdas siquiera de la hora en que llegaste? ...¿Tu mamá se acordará? Si tienes como respuesta la secuencia "Sí - No - No - Sí", es muy poco probable que pienses en las siguientes dos preguntas con algo de tranquilidad, pero si consideras la opción de hacerte el (la) de la vista gorda, empezarás a preguntarte si tienes ropa limpia para salir. Si eres mujer, te harás más bolas que azúcar en proceso de caramelización y te lo digo yo. De que tienes ropa limpia, la tienes, el punto es ¿qué ponerse? haces un par de esquemas para ver qué combina y qué no, ¿vas a ir abrigada? ¿vas a llevar bolso? ¿llevas bolso grande o bolso pequeño? y cosas así, que... siempre es bueno tener en cuenta. Si eres hombre -hombre, hombre de... hombre- no le darás muchas vueltas al asunto, pero en lo que sí vas a pensar es en el  factor tres. DINERO. Inconscientemente te preguntarás ¿Tienes dinero? y cuando la respuesta sea positiva, muy conscientemente te preguntarás si tienes el SUFICIENTE dinero. Todo tu análisis pasa a ser un hecho muerto si es que no tienes dinero, al final, los dos primeros factores son solucionables:

Sales sin permiso y te pones cualquier cosa.

Pero si no tienes dinero, no puedes hacer nada... NADA. O bueno, sí puedes hacer algo: ir y verte en la molestosa -pero cómoda necesidad- de pedir a tus amigos con complejo de villancico -o sea, que se creen los peces en el río- que te jalen. Aunque no es tan molestosa, ahora que lo pienso es... una alternativa segura y preventiva ante algún peligro. Bien, sin querer llegué a la conclusión que ser conchudos es la solución para pasar un buen fin de semana con los amigos. Entonces hoy sábado, que es sábado de fiesta, sábado de destrucción... Lo dije antes, hoy es sábado de... sábado y saldré. Y ya que mis tres factores se han alineado mucho mejor que cualquiera de los nueve planetas (en el colegio me enseñaron nueve, así que no me juzguen porque me importa un comino si ahora me resultan con diez) hoy la pasaré bonito. No creo que tome, así que lo más seguro es que mañana tenga muchas cosas realmente cómicas por contar (típicas de borrachos). Caso cerrado, por motivos de análisis de factor dos [Véase: no sé qué ponerme]. Bailen mucho, tomen poco -o demasiado, como quieran- pero eso sí, diviértanse un montón. 

viernes, 17 de junio de 2011

Y ya son mil!

Buenas noches, buenas noches, buenas, buenas, buenas, buenas y excelentes noches para todos los que me están soportando en Messenger, Twitter y Facebook con toda la fiebre de las mil visitas. Aunque no parezca (y dudo mucho que no lo parezca), esto es importante para mí. ME EXPLICO. Hace mucho mucho mucho mucho pero mucho tiempo, se me dio por hacer este tipo de cosas. Ya saben, escribir. Y no sé, me gustaba que mis amiguitos me dijeran qué opinaban sobre la mariconada y media que mis dedos podían dejar. Es bonito, ¿saben? Que una esté sentada como si la vida le bailara y tecleara solita, toda autista, todo aquello que su cerebro puede vomitar en unos minutos. A veces digo cosas graciosas y a veces digo cosas tontas, pero lo más cierto es que, al menos, un par de almitas se sienten identificadas con lo que digo y eso, cuando me lo hacen saber, créanme que es lo máximo. Y bueno, volviendo a la creación del blog, escribí un par de tonteras y lo dejé al abandono. El martes de esta semana -que gracias a Dios ya terminó- falté a la U y los dedos ya picaban demasiado... Y así es como le di un poquito de vida a esto que...  estaba muerto y ahora no pienso volver a dejar. Gracias totales, a lo Cerati. Ahorita no contaré nada porque destruiría el vínculo del texto con mi título jaja. Gracias a todos, por todo. Un beso enorme.

jueves, 16 de junio de 2011

Un poco de mí a la media noche.

A ver, describiendo la situación. Para empezar, puedo decir que estoy mal sentada. Toda chorreada y con una pierna estirada. He comido media barrita de Halls® y un pan de chirimoya en toda la tarde. Me arde la garganta y me duele todo. Maldecir a la gripe no tiene caso porque ya me resigné. Me resigné a ir enferma al Manutara mañana. Me resigné a ir enferma a la fiesta del sábado
Son las doce con veintiocho minutos de la noche y hasta ahora sólo voy una taza de café. En la mañana caminaba por  los pasillos de la universidad cual alma en pena... triste, desilusionada de la vida y en busca de respuestas. ¿Está de más decir que hace ya algunos días que cuestiono si tomé una buena decisión? Me gusta la Economía, la Administración, la Documentación económico financiera, es paja, me atrae, jala mi atención... pero... ¿matemática? No diré que me encanta porque sería mentir descaradamente, pero tampoco es que no me guste.... Cuando los ejercicios me salen bien soy la persona más feliz del mundo y mi lengua se encoge tanto de la emoción al extremo que no puedo articular palabras y me desmayo y muero y resucito y así jajajaja. Necesito un diez para aprobar el semestre... y la voluntad flaquea. Me pregunté en qué estaba pensando cuando decidí hacer no hacer click en "Derecho" o "Ciencias de la Comunicación": Matemática me estresa, me baja la presión, me malhumorea, me deprime, me agobia, me frustra, me humilla, me entristece, corrompe mi felicidad y la destruye. La tira contra la pared y la pisa con la zapatilla como quien apaga un cigarro...Entonces dije lo que se dice cuando uno tiene ganas de cambiar la realidad: VOY A ESTUDIAR, y hasta lo planifiqué mentalmente todo: me vi llegando a casa, estudiando toda la tarde, entendiendo, siendo feliz. Haciendo la monografía del lunes, avanzando la exposición para el mismo día, leyendo las hojas para el control de lectura de mañana, avanzando en el relato de propedéutica... Terminando todo, amaneciéndome... En pocas palabras: con ojeras pero con una sonrisa en el rostro. Cerebro lleno corazón contento... no sé, pensé tanto, TANTO.Cuando volví a casa, almorcé y me eché a dormir. Dormí de una manera tan grosera... que fue casi insultante. Dormí desde la una de la tarde hasta las seis y media... QUÉ BARBARIDAD. QUÉ ESTÓMAGO EL DE ESTA CHICA. ¿Alguien dijo algo? No, nada, mi abuela me sirvió hasta el tecito ni bien desperté. De no ser suficiente, me senté en el escritorio y poniendo mis libros -dispuesta a enmendar mi falta- cometí el error más grande de mi día: PRENDER LA LAPTOP. "Quiero música" me engañé. ¿Música? NI CORTA NI PEREZOSA ME METÍ AL FACEBOOK, AL TWITTER, AL MESSENGER, AL BLOGGER!!!! entré hasta a Youtube para ver videos que bien pude ver otro día que no tenga tantas cosas por hacer... Me siento mal :C Lo único que he hecho es avanzar con la Monografía. Tengo más de la mitad y bueno, eso es un consuelo y en la medida de lo posible seguirá siéndolo porque no tengo más. Pienso leer en la madrugada (o sea dentro de una o dos horas) y pienso terminar la monografía en la mañana. Es para el lunes, lo sé, pero me resulta muy... decepcionante tener que... decepcionarme de mí misma :C.Ojalá sólo haya sido cosa de un día. Bueno, a quién no le pasó. Suerte a todos, no hagan lo que yo jaja. Voy por un café.

martes, 14 de junio de 2011

Astronauta muere atropellada por Tico - Sólo en Perú puede pasar.

No recuerdo bien dónde estaba. Parecía ser una combinación estrafalaria de los centros comerciales que no tienen más de un año de inaugurados en la ciudad. Era de noche, para variar. Hacía frío y yo podía sentirlo. Las luces amarillas iluminaban las columnas de sillar que tan limpias se alzaban en medio de infinidad de tiendas que estaban desiertas, gritando abandono. Tenía el cabello amarrado con una liguita que tenia en la muñeca. Lo solté. No sé qué me hizo pensar que el hecho iba a amortiguar el frío que seguramente torturaba mi cuello en ese entonces desnudo. Buscaba a alguien, pero no recuerdo a quién. Lo buscaba con ansias y con más que prisa. De ahí no recuerdo mucho. Tenía la nariz congelada, como cuando tienes gripe y sales de noche.
Subí unas graditas de cemento, todo estaba muy limpio. La calle estaba tan vacía que ni papeles tenía. El semáforo titilaba en ambar y no pasaba ni un sólo taxi. Empecé a caminar por lo que parecía ser un puente. El puente era interminable y la noche se hacía más gélida. Busqué en mis bolsillos y no hallé nada. Caminé por lo que por mí pudieron ser horas. La noche seguía igual de oscura, pero mucho más fría. Me imaginé haber llegado a lugares que sólo Dios ha visto. Caminé increíblemente demasiado y el tiempo se mostró como no-transcurrido. Llegué a un grifo y encontré un teléfono público. Levanté el auricular y marqué un número que jamás había visto. No inserté moneda alguna. El timbrado paró en seco y una voz me contestó. No recuerdo mucho lo que hablamos, pero sí que estaba un tanto más feliz. Ahora que lo menciono no sé si más feliz o más tranquila. La voz, por lo que recuerdo, me dio un rumbo. Un lugar adónde ir. 
No sé cómo pero llegué a un sitio infestado de gente. Al parecer otro centro comercial. Había mucha gente que conocía pero que el día de hoy no recuerdo. En mi alma, sabía que los conocía. Mi mente es la que los niega. Estaba vestida con un trajecito plateado, pegado. Raro en mí. Ahora es cuando dudo: llevaba converse rojas? No lo recuerdo, sólo sé que no combinaban muy bien. Me presenté a unas personas, que se supone eran mi familia y que, probablemente sabían de mis gustos. Me miraron de pies a cabeza, tal vez preguntándose por qué.

"Es que trabajo en la NASA" les dije.

Señalé la insignia en mi trajecito de apariencia interplanetaria y me miraron estupefactos, pero crédulos. "Mañana me llevarán a hacer pruebas en gravedad cero", culminé. Subí a despedirme de mi madre, que es la única a la que recuerdo. Estaba igualita. Se echó a llorar y no sabía qué más decirle. Ella sabía que podía morir, pero guardaba muchas esperanzas. 
Hasta ahora tengo la interrogante que no para de dar vueltas. ¿Cómo fue que trabajo en la NASA? Y encima iba a hacer la prueba de gravedad cero. PPFFF. Guardé un par de cuadernos y la laptop en un maletín. Cogí dos lápices de mi escritorio sin dejar de pensar en lo útil que me serán. "Los lapiceros no me sirven porque funcionan debido a la tinta que baja a la bolita gracias a la gravedad. Si no hay gravedad no baja la tinta y si no baja la tinta no hay tinta en la bolita y si no hay tinta en la bolita, no escribe. No sirve."
Miré el cielo y de la nada aparecí en la casa de retiro donde fui un par de veces cuando estaba en el colegio. El cielo estaba teñido cuidadosa y homogéneamente de un azul marino oscuro. La luna estaba llena y brillaba como nunca. Me vi al medio de una plaza cuadradita, no muy grande. Rodeada por cuatro paredes celestes de puertas plomas. Un ambiente tétrico, rígido, casi metálico que hacía la escena mucho más fría que el viento que seguía galopando en mi cabello suelto hacía una casi una hora. Ingresé a una habitación vacía. Había una chica en pie y tres chicos más sentados. "¿Qué estudias?" me preguntó alguien. "Ingeniería Comercial" respondí. "¿Y te gusta?" Lo pensé muy poco, mi carrera sí me gustaba. "Sí, ¿por qué?".

"Porque yo sé que no".

Y yo también lo sabía. Tal vez sólo me costaba un poco aceptarlo. Quería ser muchas cosas y no estaba avanzando bien en ninguna. El tiempo tipeaba sin piedad la factura que seguramente me iba a pasar dentro de veinte años, cuando no tenga trabajo o esté trabajando en algo que no me gusta. Cuando gane poco porque lo hago mal. Cuando recuerde estos días y me arrepienta de no haber hecho algo cuando tenía tiempo. Miré a ese alguien, que era hombre y me miraba con dureza pero con desbordante seguridad. él sabía lo que hablaba y sabía que yo lo consideraba. No le dije nada, sólo atiné a sentarme. "Pero trabajo en la NASA y esas cosas ya no importan", le dije. Vi una ventana y me dirigí hacia ella. Vi la calle, el silencio de la noche se hacía más hondo. Al frente había un campo grande, con una casa pequeña en medio. "Ahí es, anda, que te digan lo que tienes que hacer". Salí corriendo. Cruzando me atropelló un Tico amarillo cuyo origen desconozco. Yo apoyada en la pista y la mancha roja pintando mi cara. Rozándolo todo. Una luz de linterna en mis ojos. 

-    ¿Estás bien? - no respondí a eso. Sólo miré con preocupación. Después de un rato, ella pareció entender que yo no la comprendía.
-      Creo que haz tenido una pesadilla 
-      ¿Pesadilla? No creo.
-      ¿Por qué? ¿Te acuerdas qué soñabas?
-      Sí, Que trabajaba en la NASA.

Y así es como asusté a mi abuela hoy. 

lunes, 13 de junio de 2011

Mañas mañaneras.

Lunes, ocho con diez de la mañana. Me desperté tarde para variar. Lo peor es que los últimos días me he estado levantando temprano... Tenía la más pura de las intenciones: aprobar dignamente esta fase. Las otras dos las he aprobado de suerte y por mediocridad... Sin asistencia, sin puntos de participación y mucho menos trabajos en clase. Sólo con mi examen y un par de días que llegué temprano y me regalaron el puntito en la lista. No más. Mis onces me recuerdan eso: mediocridad.
Hubiera ido y hubiera llegado tarde, pero hoy ya lo estaba demasiado. Cuarenta y cinco minutos no están dentro de lo tolerable, más bien ya se pasan al lado rojo donde dice muy grande ME FALTAS EL RESPETO - Atte.- Profesor. Hasta hace un rato me estuve preguntando por qué coño me quedé dormida. Haciendo memoria... recordé que me acosté a las dos. Me acordé que cerré la laptop aún con ganas de jugar o seguir conversando y programé el despertador en mi celular. Lo puse a las cinco con cincuenta (La hora está adelantada por diez minutos, entonces inconscientemente tendría diez minutos más) y al poner "OK", la pantalla rezó "Quedan 3 horas, 43 minutos". "Mierda! no voy a dormir nada", me acuerdo que dije bajito, antes de obligarme a dormir. La pregunta inicial -¿Por qué coño me quedé dormida?- pasó a ser ¿POR QUÉ COÑO ME ACOSTÉ A LAS DOS?. Por tonta, por querer conversar, por querer escribir, por ver videos de Avenged Sevenfold -que tanto me encantan-. Lo normal es que me dé sueño y acabe con todos mis anhelos y motivos para gestionar mi plan H, entonces... ¿por qué no me dio sueño?
Miré la hora y me dispuse a ordenar toda la porquería que había creado en menos de quince minutos, en mi tonto afán de querer bajar las gradas saltando de cinco en cinco, abrir la puerta y que pase la combi, que la combi que pase esté vacía y me deje subir para luego matar a cuanto se le cruce en el camino y que me deje en la esquina donde me sabe dejar para que luego yo, con aires de la atleta que nunca fui (pero que día a día descubro cuando veo el reloj faltando tres minutos para iniciar clases) me meta el pique de mi vida y llegue sin agitarme a la puerta del salón. Campante, triunfante y feliz por haber vencido al tiempo. Ah, y lo más importante: que el profesor aún no haya tomado lista, porque de nada sirve que me haya bañado como un pato que salpica todo, que me haya cambiado en el baño -porque si salgo me pelo de frío-, que no haya tomado desayuno, que me haya vestido sin echarme crema, que me peine "de aquí pa' allá" como si mi cabello no pasara de mis hombros y que me haya metido un pique de asaltante maldito si es que al hermano gemelo de Vargas Llosa (son idénticos, por mi madre) se le ocurrió tomar lista antes. Pensé todo eso mientras ordenaba, vi la hora y fui a la cocina, a tomar desayuno, como rara vez. Cuando destapé el café, todo fue claro para mí.
"El café de anoche estaba buenazo, ¿cuánto le echaste, vieja?" dije dirigiéndome a mi abuela.
Cucharada y media
Poker face. Ahhhhhhhhhhhhhhh. "Ya, gracias" pensé. Fue ese el motivo de mi no-sueño, y por ende, el motivo de todo lo anterior. Ahora, faltando quince minutos para el inicio de mi otra clase, yo sigo sentada acá como que si en quince minutos voy a llegar... Pfff, no hacen mal en decir que la Universidad es una cosa de locos. Ocho y treinta y uno. Volaré C:

domingo, 5 de junio de 2011

Un break :)

Estoy ansiosa. Es domingo y no parece. Dos ideas: las elecciones y un cuento. Tal vez sea el café que acabo de tomar el que me pone así de nerviosa, motivada... no sé cómo explicarlo en realidad. Que gane OH me tiene sin cuidado, si Vargas Llosa dice que tiene un gabinete de lujo, le creo. No sé de política y supongo que en buen árbol me arrimo, aunque reconozco que le tenía mucha fe a Reinaldo Dos Santos. Aún hay tiempo... Pero eso no lo es todo. Hoy no sé por qué se me dio por ordenar mis escritos, que, de hecho, me gustaría fuesen más - para ser precisa, me gustaría que todos los que tengo en mente estuviesen ya en papel o en Word -  y bueno, eso implica revisar, corregir errores, dar formato. Algo simple, sólo para guardarlo. 
Llegué a un cuentito que hice hace unos tres meses para un concurso que se canceló. El cuentito lo hice en una noche - me enteré del susodicho a menos de veinticuatro horas del límite de entrega - y está de más decir que no cubrió todos mis requerimientos para ser considerado IMPECABLE. Lo leí y recordé todo aquello de lo que quise hablar y no pude por falta de conocimientos. Sí, conocimientos. Y no, no todo me lo invento. Estos  conocimientos se inclinan más hacia el lado en el que una guía de calles o un mapa de la ciudad podrían  intervenir. El escenario es muy amplio, y no puedo inventármelo... No lograría lo que quiero haciéndolo, sólo confundir al lector y hacer de las que ahora son cinco caras, algo perfectamente inteligible. Digo, la gente que conoce mi ciudad diría que me he drogado o algo así... 
Conversando con un buen amigo no sé cómo es que resultó conocer el sitio que necesitaba... Me iluminó, fue increíble! Me sentí esperanzada, como si me devolvieran las ganas de hacer algo con la misma ilusión del primer momento... Como si la vida se solucionara. No lo sé, estoy exagerando, pero se sintió buenísimo. Quedamos en ir. Pensé inmediatamente en mi cuadernito y en un par de lapiceros. Me vi sentada en un pasto verde, un cielo limpiamente celeste - típico de Arequipa - y un aire a naturaleza riquísimo. Fue tan bueno que me preocupé: No me alcanzará el tiempo para plasmarlo todo y no puedo esperar a mi casa para hacerlo porque puedo olvidar los detalles. NO PUEDO PERMITIRME OLVIDAR LOS DETALLES, digo, para llegar ahí tengo que cruzar los veinte mil infiernos y eso es algo que no puedo hacer a diario. Entonces se me vino a la mente la palabra que me devolvió a ese viaje de felicidad: fotos. Podría tomar fotos del paisaje que, seguramente, iba a ver. Iba a ser un recurso auxiliar, además de una experiencia maravillosa. (Hace un par de días fui a fotografiar un tambo del centro de la ciudad con un amigo del que seguramente hablaré en un próximo post). Siento mis dedos calientes, no puedo esperar. Es como si mi sangre ahora circulara más rápido. Quiero verme ahí, con el cuento en hojas, imaginando, volando, inventando, escribiendo. Respirando AIRE, porque ese sí es aire; nada comparado a la cochinada que respiro a diario. Y para cochinadas, basta mencionar mis mañanas. Voy a la Universidad y la intranquilidad del tránsito es un asco. Conductores que creen que sus bocinas suenan como pitos y que pueden tocarlas cuanto se les antoje. NO, SEÑORES, NO ES AGRADABLE. Ni el sonido de pitos en cantidad es agradable. Mejor no amargarse, que me desvío del tema. Será increíble, de verdad no puedo esperar. Estoy muy ansioooooosa, ojalá tenga noticias pronto. 

jueves, 2 de junio de 2011

Siento frío.

Él tenía frío y ella no dejaba de tejer. Tenía una figura en mente y dejaba que sus dedos la trasladaran poco a poco, como una teletransportación muy lenta. Como una calcomanía que se pega y se despega de un lado a otro hasta que pierde el pegamento...
Él estaba triste y ella no dejaba de tejer.
Cuando empezó a escribir, ella seguía tejiendo. La tristeza no se iba y junto al frío, sacudían su corazón. De tener razón no podía jactarse, pues la perdió hace mucho a causa de las manos que hoy no paran ni piensan hacerlo. Los dedos que se mueven como si de eso dependiese su vida.
 Eso es lo que creía él.
Mientras escribía, se dio cuenta que ella ya no lo miraba como antes; que el antes se remonta a cuando empezó a tejer. Por un momento se arrepintió de haberle dicho que tenía frío. Ahora ella ya no paraba nisiquiera para verlo y él se arrepiente de no haberla visto como si fuera la última vez.

Quiso hablarle, pero no pudo. Le tuvo miedo al fracaso, al rechazo. 
A la indiferencia.
Pero temía mucho más que ella quedara en silencio.

El frío hizo que no sintiera ya los dedos y se preguntó cómo ella, aún así, no paraba. Soplaba y podía ver su aliento. Los pies se entumecieron y la nariz comenzaba a helarse. Ella no dejaba de tejer. Tejía muy rápido.
La vio muy atento, escudriñando su rostro y dibujándola en su mente para no olvidarla. Pensó en marcharse, pero su cuerpo no se movió. Intentó decir algo, pero el frío se había llevado sus palabras. Titubeó algo pero fue muy bajo, algo que tal vez sólo pudo escucharlo él.
Recordó vagamente todos los momentos que pasaron juntos y no se le hizo raro haber llegado hasta donde están. Se preguntó muchas veces qué fue lo que pasó, qué estuvo mal. En qué falló. Qué pudo haber hecho para que ella no acariciara más su rostro aunque sea con los ojos.
No se respondió.
La vio y pensó en hablarle, pero no pudo, el frío era su excusa para no pensar. Se puso en pie y quiso llorar, pero tampoco pudo. Le dolía el pecho y el causante no era el frío. Estaba a punto de marcharse cuando la vio estremecerse.
"Espera", ella dijo. Sus ojos se abrieron muy grandes y seguía sin sentir sus pies. Ella estiró el brazo y él no dudó en ayudarla a pararse. Tocó sus dedos fríos, tan o más fríos que los de él. Ella soltó los palillos que hicieron un ruido sordo al caer y lo abrigó.