Cortesías del 2011.

¡Bieen! Ya pasó Navidad y en menos de treinta y dos horas y media (sí, hice la operación mentalmente) se irá el año también. ¿Qué puedo decir de este dos mil once? Ufff. Espero que blogger siga en pie unos treinta años más para que mis hijos algún día puedan leer esto y se burlen de mí si es que no aprenden nada. 

Moriré joven.

Bueno ahora sí creo que me llegó el agua al cuello. Tanta Coca Cola junta ha hecho que el cuerpo me pase la factura. Hace unos días que empiezo a sentir un dolor en el estómago que, sinceramente, desconocía hasta el momento. Esto es curioso porque sólo sucede cuando tomo gaseosa. Como buena friki he buscado en internet qué es lo que podría ser y me he topado con un penoso, real y desmotivante resultado: Gastritis. La posibilidad es de 50% - 50%. Es decir, es un pronóstico personal. Esto último me hace pensar en que si mi hermano leyera ésto me preguntaría muy molesto qué es lo que me creo.

Mensaje a la Nación.

¿Alguna vez te sentiste inferior a los demás? ¿Alguna vez sentiste que te has fallado a ti mismo?

No son preguntas para nada emos, son pensamientos inevitables que tiene cualquier adolescente al momento que se entera que va ir a subsa. Sí, así es, aquella horrible palabra que ninguno quiere escuchar de su profesor al momento de dictar los promedios finales. 

Hoy es el cumpleaños de mi abuelita. Hay un tráfico horrible que puedo ver desde mi ventana. Ella conversa por celular con una tía que no se hizo tía con un papel. Conversa contenta, ríe. Yo lista aquí en la laptop contándolo todo como si a alguien vaya a importarle. Escuchando el Cuarteto de Nos con "Nada es gratis en la vida". Contenta por una extraña razón. Es el ambiente cumpleañero que, no lo sé, tiene un sabor distitnto por naturaleza. Se siente bien, no lo sé. Es en momentos como éste en los que uno piensa que a pesar de los problemas lo mejor es estar juntos.

Un corto.

Hay gente que desaparece de tu vida sin que te des cuenta. Gente que llegado el momento ya no está. Gente que se fue y no volvió ni por el vuelto. Gente que sabes que existe pero no la ves. Gente cuya ausencia es tangible porque la extrañas. Gente que apagó su voz o simplemente decidió no dirigirla a ti. Gente de la que oyes tan sólo rumores. Gente de la que sólo guardas una vaga imagen mental. Gente en la que solías creer y te defraudaron. Gente a la que defraudaste. Gente que habla pestes de ti. Gente de la que hablaste pestes. Gente que hizo realidad su sarcasmo cuando dijo que se iría. Gente que no marca tu teléfono. Gente que no recuerda  tu número. Gente que ni siquiera lo tiene guardado en la memoria del celular. Gente que te borró de esa y de otras memorias más. 

Totalmente placentero.

Hoy volví cual hija pródiga. Me tendió los brazos, me miró a los ojos y me preguntó el porqué sin decirlo. En silencio. Un silencio conspirador que me hacía sentir culpable de haber desenfocado mis pasiones. Yo era la culpable, la única culpable de mi distracción por mundos ajenos. Mundos mundanos ajenos al mío mundo. Hice turismo y me di cuenta de cuánto extrañaba el hogar, lo mío. Ya lo dije, mi mundo. Mi lugar, mi nación. Mi Estado con una bandera que flameaba a media asta pero que ahora izé en lo alto. Mi propio idioma.