sábado, 5 de noviembre de 2011

No soy lesbiana!

Cuando llegué vi que todo se movía fuera de lo planeado. Él, que había sido mi amigo no más de un año y el resto que presentaban la misma condición. Era gracioso, se veía gracioso. El balón botaba en el piso haciendo el clásico sonido del juego de básquet presuroso. De aquí para allá, de allá hacia más allá. La gente se acercaba, miraba, algunos se reían. Y era de esperarse, es para reírse. No puedes tener más resultados si es que ves un partido de básquet oficial con jugadores no-oficiales. Con no-jugadores. Claro, algunos sí eran muy oficiales pero como lo menciono, otros eran un cero a la izquierda. Lo típico de un campeonato universitario de primer año. Primer año de universidad. Ya lo veo, ya lo veo. Ahí lo veo.

Unas letras grandes y gordas que brillan por luz propia y parecen bailar.
...pprrrimeeerr aaaañño

Y así es como resumes en dos palabras lo que inicialmente sano y motivador se convierte en una suerte de botellón los viernes en algún hueco aledaño al campus. Los más enfermos que se internan en aquellos centros de atención etílica desde el día jueves y la terminan en cualquier lado para poder cortarla al día siguiente. ¡Y hay variedad! Uno puede elegir a dónde va a perderse con los amigos, que aunque no tienen más de un año los sientes de toda la vida. Y bueno, aquí viene la parte racional de lo anterior: si tus amigos son una sarta de alcohólicos sedentarios adictos a facebook... ¿Cómo es que pueden estar jugando básquet?



Si tienes una vida social envidiable y te va bien en los estudios es imposible que tengas una vida sana. ¿Por qué? Porque te la pasas chancando duro y las veces que no, estás por ahí de fiesta en fiesta. Si tienes una vida sanísima y en los estudios no puedes pedir más, pues es un poco difícil no estar sin amigos. Y SI POR EL CONTRARIO, tienes veinte mil amigos y te vas al gimnasio para estar fuerte como un toro pues... tus notas no son las mejores.

Entonces no sé cómo es que llego a la parte en la que alguno de los jugadores -cabe decir que en ese entonces era poco más que un conocido- me dio a guardar sus cosas. Billetera, celular entre otros objetos de valor. Mi buen amigo, ese del que hablo al principio como "él", por obvias razones salió del campo de juego. Claro, llegó un jugador más experimentado por no decir mejor y bueno, ya saben lo que pasa cuando ESO PASA.

A la banca pues, caballeros nomás.

Previas incitaciones suyas y tras escuchar de boca del propietario la frase que jamás hubiese imaginado me metería en un problema salvaje, nos dispusimos a "limpiar" la billetera de los recuerdos de su ex. Ya entienden, de la ex del dueño de la billetera. Es así como nos dividimos las "reliquias". Yo, me quedé con la tarjeta de promociones del cine y unos post its con frases de amor. Mi amiguito en cambio se guardó un par de fotos. 

Mañoso, jamás te pregunté por -o para- qué.

Doblé los papelitos de color fosforescente como quien envuelve la tarjeta y metí todo a la billetera. Un par de meses después, en una de las horas en las que el profesor por gracia divina se ausente a clases, es cuando sucede aquello que, en serio, por más incipiente-casi inexistente que sea mi suerte, JAMÁS imaginé padecer. Estábamos un primo, un amigo y yo sentados en el polideportivo. No recuerdo exactamente de lo que hablábamos hasta que sonó mi celular. 

Ya saben cuál es el síndrome de hablar por teléfono ¿no?

Yo estaba pintada cuando a los otros dos piyos se les dio por indagar en el misterio que encierra mi bolso. Digo misterio porque suelen perderse cosas ahí dentro. En fin, el detalle es que por más cosas perdidas declare... mi billetera quedará encabezando mi lista negra de Navidad. La muy basura, que por su pequeño tamaño y su color imperceptible bien pudo haber pasado desapercibida para ese par de chismosos, hizo todo lo contrario.

Se entregó.

Y todo marchaba bien hasta que en medio de la laguna mental provocada por la llamada telefónica -de más de diez minutos- me acordé de los benditos papelitos. 





¡¿Saben lo que significa que tu soulmate lea que algo así proviene de tu billetera?! Es practicamente intolerable desde el hecho de leer que alguien es feliz porque le haces sentir cosas que nadie nunca le hizo sentir, que esas cosas te convierten en lo mejor, en su amor y en su deseo de una interminable historia. O sea, desde ya, con eso, se ha arruinado todo lo soulmate... ¿Pero que lo firme una chica? Sería completamente normal, si es que tú no fueras una chica. Suena terrible. Terrible.


FIRMA: LUCÍA.
FIRMA: LUCÍA.
FIRMA: LUCÍA.

En serio fue terrible. ¿Le creerías a alguien que intenta explicar que todo lo anterior sucedió como sucedió -limpiando la billetera de los rastros de la ex a un amigo, guardó lo que tenía que botar a la basura pero que al final de cuentas olvidó hacer- para defender su heterosexualidad? Felizmente, a mí sí me creyeron. Pero tuvo que pasar un montón y las caras de "Me crees capaz" que tuve que poner fueron miles. Increíble, ¿no?. Todo lo que puede pasar en primer año pero a mí se me ocurre estar a punto de quedar como lesbiana. Epic Fail.

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