lunes, 28 de noviembre de 2011

Noche de hotel

Vi el reloj y ya eran pasadas las seis. Eran las siete y algo, no me acuerdo muy bien. Tenía muchas ganas desde hace varios días. Me animaba y me desanimaba. Iba a recordar muchas cosas si lo hacía y lo más probable era que hasta ni pueda dormir. Sin suerte, pensaría en eso el resto de la noche. Entonces por casualidades de la vida, me lo encontré. No tuve peros en decírselo, quería hacerlo y ya habíamos quedado en eso. He ahí la razón de mis ganas reprimidas de hace días: no se había dado la oportunidad. Pero la oportunidad ahora era perfecta, todo era propicio para que sea esta noche. 

Entonces le dije para entrar al hotel.

Como era de esperarse, él no tuvo problemas en aceptar. Para entonces el reloj ya pasaba las siete con treinta de la noche. Naturalmente, yo tenía miedo. Mucho, mucho miedo. Miedo porque todo estaba oscuro, miedo porque nadie sabía que lo haría y miedo porque siempre había llegado a leer la palabra "Hotel" pero jamás había atravesado sus murallas. Jamás traspasé la línea. Dicen que mientras más tarde sea, es mejor. No sé si la hora en la que entramos fue la correcta, siendo sincera, eso era lo que menos me importaba. También dicen que con cámara es mejor, que sirve para el recuerdo final. En eso sí nos percatamos.

Y revisamos las cámaras. 

El audio estaba perfecto. Ya no faltaba más para continuar con la idea. Nos identificamos, como en cualquier instancia de esa clase. Hubo un pequeño problema con su registro, pero lo solucionamos. Después de unos minutos él me confesó que también tenía miedo. Supuse que también era su primera vez. A diferencia mía, imaginé que era su primera vez absoluta. Hago mención en lo absoluta porque yo ya sabía cómo eran las cosas. Aunque parezca tonto, yo ya había buscado en internet. Investigué, para saber cómo era. Claro que en internet jamás se revela todo, una cosa es saber cómo es y otra es experimentarlo. Entonces ya tenía marcado el camino, por así decirlo, pero jamás lo había concretado. Jamás había llegado a terminar. Siempre tuve miedo. 

La oscuridad reinaba en la habitación.

Entonces vimos el video, con el que se supone empezaría todo. Miraba hacia todos los lados y me parecía tan real. Tan real que me asustaba. Él me dijo que no pasaría nada. En el fondo, no tenía miedo y si es que lo tuviese, compartirlo no era opción. No iba a ayudar, de todas formas ya estábamos. Iba a ser tonto dar marcha atrás. La habitación, o bueno, lo poco que se podía ver, era que estaba desordenada. Su desorden asustaba, era un desorden antiguo, guardado. Apolillado, si es que no.

No sé lo que sucedió con él.

Me puse en pie y caminé sin querer fuera de la habitación. Avanzaba mirando a todos lados. Salí a un pasadizo de alfombra roja con muchas puertas. Escuchaba el tic tac del reloj. Todo era tan silencioso hasta que estalló una de las lámparas del techo sobre mí. Me asusté y empecé a caminar. Todas las puertas eran iguales a mi paso, salvo una: la del final. Esa tenía una luz roja. Era la última que observaba, todo lo demás era oscuridad. La mancha negra del final avanzaba casi dispuesta a comerme, por hacer mención. Entonces entré. Tenía la cámara en la mano y tenía que tomar fotos. Tenía nueve disponibles. Sólo nueve. 

Y hasta ahí es donde puedo contar.

Porque mi abuela se ha parado detrás para leer y aunque he reducido todo, ya consiguió hacerlo. Sólo hacer mención que mi experiencia fue increíble. Aunque el final no le hizo justicia a todo el recorrido. Es verdad eso de que mientras más tarde es mejor. Y lo de la cámara, la cámara es quizás lo que te ayude a salir del Hotel. Disfruten su estadía, en compañía siempre es mejor.

Mañosos, qué creían que era ¿ah? Lamentablemente el juego ya no está disponible y ahora sale una propaganda de doritos. Lástima. Para los que lo hemos jugado pues una experiencia terroríficamente inolvidable :)

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