domingo, 12 de febrero de 2012

POR FIN ME PODRÉ BAÑAR!

Ésto va a ser rápido. Acabo de servirme un café para celebrar. La noche se ha puesto más bonita, más negra, más romanticona. Qué se yo. Es como si las amarguras hayan decidido irse para darle paso a ese ruido característico de las tuberías. Va a ser raro mencionarlo, pero mi baño está sonando. El agua está volviendo, esta llenando todos y cada uno de los rincones de mis tuberías (no me juzguen, no sé cómo se llama o si es que tiene un nombre, por lo menos). El agua está volviendo. Incrédula, emocionada por la notica abro la puerta, prendo la luz y abro el grifo. Empieza a caer un hilito de agua. Abro un poco más y el hilo se convierte en un chorro algo más decente que de rato en rato sufre un ataque. Es como si tuviera tos. Sale más agua de golpe y vuelve a su chorro normal. El acto se repite algo de tres veces y me emociono. Me siento como la madre que ve a su hijo dar los primeros pasos. Mi grifo está en rehabilitación y está adaptándose a darme agua de nuevo. Es el hijo pródigo, que vuelve a hacerme feliz. Ahí fue cuando me serví el café y mientras lo hacía sonreí con paz.


Por fin me podré bañar.

No sé ustedes, pero yo no aguanto sin bañarme. Es una cosa pegajosa, me siento un ebrio loco. Así sucia, andando sólo con la carita lavada y bien peinadita para no sentir el cabello que pide agua a gritos. Me gustaría que las autoridades de Sedapar hubiesen sido ciudadanos a la hora de decidir cortar el agua el único día que llueve con humildad. Pero no pues, que la gente se las entienda. Nadie pensó en darle la oportunidad a toda la población de lavar su ropa. No, si es que la lluvia ya no es problema pues que ahora lo sea el agua. La gente tiene lavadoras mágicas, ¡caramba! ¡que se las ingenien!.

Desgraciados.

Ahora no faltará el que diga que el corte de agua es razonable, que debían limpiar la planta por la lluvia, el sistema y demás cosas. Sí, perfecto. ¿Es razonable que corten el agua sin avisar? No se pasen pues. Hace tres días dijeron que podían cortar el agua. Debieron tener la delicadeza de avisar que la cortarían hoy, dar el tiempo necesario para renovar el agua puesto que no se puede hacer mucho con agua estancada y hacer su corte. Todos felices y contentos. Pero no, una se tiene que despertar y encontrar que la única reserva de agua que tiene son las filtraciones de su techo por la lluvia. Pero en fin, no quiero renegar. Es un momento feliz, una noticia digna de celebración.

Por fin me podré bañar.

Ahh. Lo imagino. Y sonriendo como estúpida ah. Abriré la ducha, caerán las gotas y no me importará que el agua esté tibia semi fría. No renegaré porque está nublado ni nada. A decir verdad todo esto me hizo pensar en qué es lo que pasaría si llegase a escasear el agua. Cómo la pasaríamos. Sería terrible. A menos para la gente sin suerte como yo. (¿Han escuchado la frase "qué suerte tienen los que no se bañan"? pues yo soy una maldita chica salada y he llegado a la lógica conclusión de que es porque me baño, punto). Escatimaríamos en los alimentos. Tendríamos que esperar para bañarnos y lo peor es que no existiría esa esperanza reparadora de que "en algún momento llegará el agua". Sería terrible, no puedo ni imaginar. En fin, que sirva de lección. A reflexionar entonces, mientras, a seguir escuchando las tuberías y dar gracias con un buen café. 

1 comentario:

Wayne dijo...

Por fin agua calienteeee!! :')