martes, 31 de enero de 2012

De asesinos, enanos y babas color kriptonita.

Ayer desperté en uno de los puentes. Me puse al tanto de mi situación y era más que seguro que iba a necesitar comida. Vi en el bolso y lo único que tenía eran dos hongos blancos. Munch. Munch. Me acerqué y pude ver que tres trolls estaban dando vueltas al pie de las gradas. Todos chiquitos, deformes y feos. Así se movían. Sus pasos parecían ser de baile pero no de un baile común, no, los suyos eran de un baile mortal y horrible. Bajé y como era de esperarse me atacaron. Uno a uno los maté. Abrí sus cuerpos y los despojé de sus pertenencias. Encontré un pico, sogas, basura en general. Un par de monedas y queso. Me vinieron bien. Al momento de guardar el dinero, me percaté que tenía quinientos. No me gustaba cargar con mucho dinero. Intente ubicarme, en todas las ciudades hay un banco. Estaba algo lejos. Mucho pasto a mi alrededor. Me acordé de uno de mis últimos paseos. Recordé que casi me atacan.


People Killer (PK). 

Si no hubiera estado con Franco ese día, seguro que habría muerto. Franco es muuuuuuucho más fuerte que yo, es más, el fue quien se dio cuenta. Esta vez estaba sola. de todas maneras no podía quedarme ahí, ese puente era un tanto transitado, estaba camino al campamento de las amazonas. El campo de amazonas era el hogar provisional de los recién llegados y un pseudoparaíso para los pk's. Yo pasé tres días ahí y sé cómo es eso. Por eso no dude en cruzar el puente y perderme en el bosque. La ciudad más cercana era Kazordoon. La única vez que fui fue con Franco, justo el día que evito que me atacarán. La única forma era perderme entre los árboles y acercarme los más posible a la entrada de la ciudad. En el camino tuve que matar un par de arañas. Arañas venenosas, si saben lo que es eso. Arañas grandes que al matarlas dejan una mancha verde. 

Una baba color kriptonita.

No me acuerdo cómo pero llegué a una mina de enanos. Pensé que podía conseguir más dinero y más comida. El lugar era seguro, escondido y solitario. Entré a la mina y acabé uno a uno con todos. Decenas de Dwarf's muertos en el lugar. El instinto asesino me llevó a un segundo subterráneo y me topé con enanos soldados. Pelirrojos ellos, más fuertes y a la vez mejor armados. Al matarlos los despojaba de sus vestiduras y obviamente de su dinero. Estuve dos horas matando a la gente. Sola. Me aventuré a enfrentarme a los guardias, me hicieron correr, pero nada del otro mundo. Vi que mi bolso estaba lleno y ya no tenía fuerzas para cargar más. Vi mi provisión de alimento con cierta satisfacción y decidí volver para ir al banco. Tenía más de mil. Necesitaba depositarlo con urgencia.

¿Y casi muero en el camino?

Un ser amorfo de un sólo ojo se apreció y empezó a atacarme. Me veía morir, tomé un par de pociones y pude matarlo a duras penas. Era muy joven para esas tretas. Tuve que esconderme hasta recuperarme y continué el camino. Ya estaba en la ciudad. Por una extraña razón un guerrero me perseguía. Por muy buen rato pensé que iba a matarme, pero no lo hizo. Me sonrió. No le respondí. Pude ver su identificación y me atreví a pensar que era de Brasil. Prácticamente nos acompañamos gran parte del camino. Yo no estaba muy segura de hacia dónde iba, pero de cierta forma me sentía protegida. El guerrero tendría un poco menos que Franco. Franco también era guerrero. Me confié y la pagué caro. Tres guardias me sorprendieron. Yo sólo podía con dos y corriendo. Intenté decirle que me ayudara pero fue demasiado tarde. Resucité en Thais y vi las desgracias. Perdí medio level, se me cayó el bolso con los mil de oro, un par de pociones y lo que más lamentable, mi wand. Un mago sin wand. Vi que Franco se conectó, maldije un poco y cerré sesión. No era mi día.

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