martes, 27 de septiembre de 2011

Hoy no hay terremoto.

Hoy me levanto tarde, me levanto enferma y me levanto desganada. Me levanto porque mi abuela me grita y porque mi celular convulsiona haciendo que mi cama vibre. Me levanto sin ganas de bañarme, me levanto con frío, me levanto con ganas de seguir durmiendo. Me levanto porque tengo que levantarme y no porque quiera hacerlo. Me levanto porque es mi deber ordenar todo antes de que la señora siga gritando. Me levanto porque tengo que hacer algo este día, porque todos los días hay algo que hacer y porque me aburro si es que no hago nada.


Entonces entro a Facebook.

Ordené mis cosas para que en la medida de lo posible se vean ordenadas y para que mi abuela se calme. Me siento en el escritorio, volviendo a mi espacio, abro la laptop y lo primero que hago es conectarme a Facebook. No hay muchas personas conectadas, y claro, es martes y eran como las nueve y algo de la mañana. Todo el mundo está en su trabajo o en la Universidad. Yo debería estar en la Universidad también. Debería, pero no estoy. No fui porque estoy enferma y porque no tengo ganas de ir. No tengo ganas de ir porque volví a mi crisis existencial de cambiarme a Derecho o a Periodismo. Encuentro a contados amigos conectados y con la intención de hablar sobre el tema los saludo. Lejos de mi propósito, uno de ellos me sorprende con preguntas referidas a cómo lo voy a pasar, a si creo o no en eso, a si estoy asustada o no.

¿Qué terremoto?

Mi buen amigo se sorprendió mucho, suponiendo que yo ando enterada de ese tipo de cosas pero este fue un caso excepcional. Me saludó preguntándome qué ideas tengo al respecto y se dio con la sorpresa de que no estaba enterada de nada. "Dicen que hoy habrá terremoto". ¿Será cierto? Me pasó un link. Leí el texto que era largo y para serles sincera el leer esas cosas para mí resulta un poco tedioso, pero esta vez no fue así. Esta vez me quedé en la lectura, me atrajo. Era interesante por el simple hecho de que implicaba una alteración en el curso normal de mi vida. Un terremoto. 

La palabra NASA dilata ojos, les diré.

Pero a pesar de todo, no creo que haya terremoto. En serio no. A pesar de que hace un par de años un día igual de soleado que hoy mi casa tembló como una gelatina, yo sé y tengo fe de que hoy no será así. Lo presiento. Vaya día aquel del terremoto. Yo tenía varios años menos. Tenía menos centímetros y menos heridas en el alma también. Todavía vivía con mis papás. Mi hermano todavía no trabajaba y vivía con nosotros. Era relativamente feliz. Era domingo. Tres de la tarde o menos, pero no antes del mediodía. En la habitación de mi hermano estaban mi abuela y mi sobrina, además de mi hermano, claro. Mi hermano dormía, Maria Pía también. Mi abuela tejía. Pía en ese entonces era una bebe. Mi papá almorzaba abajo y mi mamá lavaba los trastes. Mi abuelo leía el periódico. En ese entonces aún vivía. Esa es la imagen de familia que conservo. 

La antigua, que estaba completa y vivía bajo el mismo techo

Subía yo las gradas para hablar con mi abuelita. "Échate a dormir", dijo. Yo tenía sueño, estaba cansada pero dormir, en ese entonces, para mí era aburrido. Lidiando seguramente con mis demonios internos le dije que sí, supongo que sí, porque le respondí que iba a decirle a mi mamá que dormiría. Saliendo de la habitación la tierra empezó a temblar. Un ruido sordo aplastando las ventanas. Abrí los ojos y recordé que días antes en las noticias hubo un terremoto en Colombia. Una familia murió porque no pudo salir de su casa. La puerta aparentemente se había hundido por el peso del segundo y tercer piso. 

Contarlo ahora me parece una estupidez, pero así fue.

Eso fue lo que pensé y bajé las gradas saltando de cuatro en cuatro para poder abrir la puerta y así no quedarme a morir en mi casa. Jajaja. Lo que uno piensa cuando es inocente. Abrí la puerta y subí por mi abuela que a medio camino me obligó a bajar. Mi mamá, mi papá y mi abuelo ya estaban en el umbral. Caras angustiadas se reflejaban en la calle. Nos preocupaba mi hermana, que había ido al estadio con su esposo a ver no sé qué partido. Mi hermano bajó sin pantuflas. 

Un momento, ¿la bebe?

Mi hermano dio media vuelta y subió cual bala las gradas que temblaban traicioneras. La bebe se había quedado durmiendo en su habitación. Casi la deja arriba. Todos entraron en pánico, el temblor se hacía más fuerte y los cuadros caían. Se apagó el televisor, los celulares no funcionaban. No podíamos llamar a mi hermana. Las señoras lloraban en la calle y mi abuelita me torcía la mano. Nerviosos. Yo miraba todo. Los miraba a todos. Era mi primer terremoto. Miraba a mi mamá, con los guantes anaranjados de lavar platos. Mi hermano en medias y con Pía en brazos. Mi abuelo parado con las manos en el bolsillo. Mi papá mirándome.  Mi abuela que desquitaba sus nervios con mi mano. 

Hoy no será así.

No sé si lo digo porque mi papá está de viaje y ya no estará viendo televisión o porque mi mamá está trabajando y no saldrá con sus guantes de lavar platos. No sé si lo digo porque mi hermano reemplazó su habitación por una oficina en Sao Paulo o porque Maria Pía ya es toda una señorita y nadie la dejará durmiendo mientras las paredes se rajan. No sé si lo digo porque mi abuelo en vez de descansar sus manos en los bolsillos decidió descansar en paz, o porque mi abuelita ya no tiene fuerzas para torcer mi mano como aquel día. No sé si lo digo porque ya no vivimos todos juntos, pero lo digo porque presiento que no será así. 

No será así.

Mi primer terremoto fue un día soleado como hoy, pero hoy no habrá terremoto y si es que hubiese uno, no será como aquel. La palabra NASA me hace preocupar y la palabra TERREMOTO me hace pensar en mi familia. Si la NASA ha dicho que HOY habrá un TERREMOTO, entonces a mí sólo me toca pensar en mi familia. Hoy más que nunca. Y los extraño, ¿se notó? Es curioso, pero cosas así, por más trágicas siempre te dejan recuerdos y no siempre son malos. Al día siguiente de ese domingo trágico el periódico llegó con una foto de mi hermana y su esposo saltando ballas en el estadio y con un banner enorme a punto de comérselos. "Los que escaparon del terremoto". A pesar del Sol, hoy nadie escapará de ningún terremoto porque no habrá ninguno. He dicho.


3 comentarios:

Arita dijo...

La mezcla perfecta entre humor y esa forma tan especial tuya de contar las cosas.. me encantó.
Yo tampoco sabía que habría terremoto.

Victor Falconí dijo...

Qué recuerdos... Lo que yo recuerdo es a mi hermana que vivía en el piso 11 de un edificio, antisísmico y nuevo, por cierto. Como sabemos, mientras más alto estás, más se siente el movimiento. Las luces se fueron, mi hermana con la nana y el bebé, un pánico indescriptible. La única que le quedaba era reaccionar rápido. Salieron, mi cuñado llegó y subimos a traer algunas cosas para que se quedaran a dormir en mi casa. Mientras que yo estaba en la calle volviendo de la pre y de repente vi a mucha gente salir de sus casas sin comprender qué pasaba. Dejé de caminar junto con mis amigos y recién ahí notamos el movimiento... Mis hermanos en la casa, todo bien, y mi madre desesperada en el trabajo... Saludos.

Carlos Velasco dijo...

Nadie puede predecir un terremoto y mucho menos piblicarlo de esa manera. Es cierto hay muchas personas que realizan este tipo de actos para asustar a la gente pero en realidad es pura fantasia.