lunes, 20 de junio de 2011

Un éxito.

Me gustan los tipos que bailan excelente. No sé, supongo que es ese airecito de agresividad en los movimientos el que la jala a uno. Pero imagino que tanta buena cosa no puede ser cierta. Alguna desventaja debe de haber... ¿Por qué lo digo? Pues por la noche del sábado, que fue un éxito, aunque me moría de frío. No es broma. Hacía un frío 

de la reparimpampinsuvida, 

y eso que yo fui abrigada. Bueno, no tanto, pero a comparación de otras chicas, yo SÍ fui abrigada. Y no me dejarán mentir: todo el mundo prefirió estar dentro, a pesar de la multitud. El aire no estaba cargado, la música estaba buena y por lo que vi, el ron a un sol no le cayó mal a nadie. Todos felices, todos bailando. 
En fin, hubo de todo. Puedo empezar diciendo que me olvidé la entrada. "Tendrás que comprar otra, Erika" me dijo Pamela. Nooooo, ¡está loca!. "¿Pagar una entrada por gusto? 

No, no. ¡QUÉ VA A SER!" 

Llegué y casi nadie me reconocía. Debió ser el laciado. Bueno, me acerqué a la chica que controlaba la entrada. "¿Y si me he olvidado la entrada?", le sonreí. Ella me miró impaciente, con cara de "ay qué tonta" pero ya pues, era la verdad, tenía que aguantármela. Me puso dos sellos, y se lo agradezco (me ahorró una entrada). La fiesta quiso ser trasladada a un entorno griego. Colgaban de los muros telas blancas que simulaban ser columnas. Había un caballo de troya! era grandazo, una cosa alucinante desde su tamaño. Dicen que al final lo quemaron, hubiera sido buenísimo tener una foto de eso, pero lástima porque me fui temprano. Y sigo, me encontré con un par de amigas del colegio, que no veía hacía más de medio año. Fue estupendo recordar tantas cosas que ya no son como ahora. Hacía un frío de porquería ¿lo dije?, tuvimos que entrar y empezar a bailar. Me prestaron un casacón, una carpa andante, yo estaba hecha todo un circo trasladando metros y metros de tela que me calentaban rico y me hacían sentir un oso abrazable y gordo. 

Un oso térmico. 

A eso de las once de la noche la gente ya estaba algo entonada. ¿Y quién no? Con el ron tan barato y el tekila en oferta, imagino que no se resistieron; pero estaba bien, que disfruten, que disfruten. A cada paso me encontraba con gente y me quedaba conversando un poco, entonces puedo decir que la mitad de la fiesta me la pasé conversando. ¡Pero bien! porque me divertí. La otra mitad la pasé con los chicos de la clase, algunos ya estaban hechos y otros estaban picados. Mate de risa. Cada cosa que uno ve. Fredy me preguntó por Pamela. "No sé dónde se ha metido!" a lo que él respondió "Pucha, ya no te preocupes, yo te voy a cuidar"  para después rodearme con el brazo. Lo seguido que se escuchó fue un gritito. 

"¡FREEEEEEEDY! ME QUEMASTE CON EL CIGARRRRRO". 

O sea, ya iba a ser demasiado raro que  pase la fiesta sin vivir alguna desgracia. Ahora tengo un círculo de sangre en el dorso de la mano. "Bonita forma de cuidarme". Fredy explotó en risa, obviamente estaba borracho. Tan o más borracho que los tipos que detrás nuestro, convirtieron la fiesta griega en una fiesta romana. ¡Qué terrible! En serio. Con Fredy nos ganamos con unos agarres malditos y unos bailes que, lejos de ser normales, parecían eróticos. Y bueno, nunca faltan de esos ¿no? En fin, fue gracioso. Pero más gracioso fue el momento electro. En la promo hay un par que bailan electro. No hacen los movimientos raros que comúnmente hacemos porque nos dejamos llevar por el momento. No. Ellos SÍ bailan electro. Y bueno, paja pues, en el círculo, entraban, hacían sus pasos, el ambiente se hacía movido y el momento estuvo bueno. Pero el momento se convirtió en el top de la noche cuando Victor se cayó. Un potente "JAJAJAJAAJAJAJ" se escuchó en el lugar. Fue geniaaal. G E N I A L. El piso estaba derramado con cerveza y la vida hizo lo que tenía que hacer. La gravedad puso de su parte y PUM! LISTO, EL MOMENTO DE LA NOCHE: LA CAÍDA DE VICTOR. Lo mejor de todo fue que cuando intentó pararse, volvió a caer. Otro "JAJAJAAJJAAJAJ" inundó el círculo y otros curiosos se contagiaron rápidamente. Lo que pasó después ya no fue tan cómico. Claro, nunca faltaban las tonteras que uno dice de borracho para el deleite de gente como yo, que se vacila con las desgracias ajenas, como la que vivió Victor. En fin, ese fue el comentario de la fiesta que, me ha dejado una enfermedad que incluso hoy, me cuesta mucho llevar. Pero ver la caída de Victor valió la pena. Y como insinué,  esa sería una de las desventajas de bailar increíblemente bien, pero... ya pues. A arriesgarse. 


Yo, al día siguiente.

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