miércoles, 22 de junio de 2011

Para saladas, yo.

Mi intención para hoy era contar un ejemplo de lo triste que es mi suerte. Iba a ser gracioso y apuesto a que muchos de mis amigos se iban a revolcar de risa con lo que iba a contar: lo tenía planeado hace días. Pero dado a las incidencias de hoy, creo que aprovecharé el momento que, estoy segura, le voy a contar a mis hijos y haré que se convierta en una tradición para que ellos se lo cuenten a sus hijos y ellos a los hijos de mis hijos y así hasta que se convierta en un mito de la localidad y mi suerte sea tan famosa como la de Ciro. 
Desde marzo de este año, yo, que nunca había jugado un partido oficial de voley (y con eso me refiero al colegio), no sé si por presión del grupo o por simples ganas o por el propio aburrimiento... empecé a ir a las canchas del campus a jugar. Creo que es más para pasar el rato. Y bueno, así me la pasé algo de cuatro meses, o sea, hasta ahora. Mucha gente iba y sigue yendo. ¿Por qué? Algunos por amor al deporte, qué se yo... pero hay otros que, como yo, le han encontrado un sentido: practicar para el campeonato cachimbo. No es UFF, EL CAMPEONATO, pero mariconadas pues a nadie le gusta perder. Y BUENO, resulta que dicho campeonato se está realizando en estos días... y va pues, nos quedábamos a ver los partidos. Hace algo de dos semanas, nos quedamos para uno. 

Ahí lo vi.

Era una cosa impresionante porque no suelo fijarme en si un chico es simpático o no, así sea UFF, SIMPATIQUÍSIMO. Y bueno, cada quién tiene sus gustos y yo tengo los míos. Esta vez, fue un tanto diferente porque al principio miraba el partido ida... distraída, contabilizando los puntos, conversando con mis amigos y eso... Y no sé en qué momento fue que... presté atención en el saque. 

Y sacó

Puuuucha que sentía el corazón latir en mi esófago. Sentía mis fosas nasales invadidas por la aorta y mis pulmones retumbar cual tambor. El día se hizo noche y la noche no fue oscura. NO SÉ, me quedé en nada pues, ya tampoco quiero exagerar. Y aquí es donde codeo a un amigo. "Tonta, a ver checkéate al diez" Sí, así le digo a mi amigo. En fin. No despegué la vista del partido y lamenté que perdieran. Le conté a un par de amigos más que estaban por ahí... Y para cuestiones del destino, una de mis amigas enamoraba con uno de los compañeros de susodicho. "¿Lo conoces?" "No, pero te averiguo" "Ya, gracias!". EL momento no pasó a más... digo, la fiebre del "Ay! este chico está simpático" me habrá durado hasta la mañana siguiente de aquel... jueves, si no me equivoco. Fue... el detalle curioso de esa tarde... no fue más. Pasaron los días... vino lo cotidiano, mis días inundados de matemática apestosa y curvas isocuantas... Almuerzo, amigos... guerras con mis sábanas para poder llegar temprano... Pero más que nada, luchas con la consciencia. 

Y fue ayer. Ayer como cualquier otro día en el que fui a las canchas.

Estábamos haciendo el ridículo, jugando en círculo por pura diversión mientras esperábamos que el equipo de hombres de la carrera tuviera su partido contra... Sistemas, si no me equivoco. Terminó el partido, acorde a toda predicción; ganamos y nos quedamos conversando otro rato. Había otro partido después del nuestro y no sé quién fue el alma bendita que dijo para quedarnos a ver. Nos quedamos y adivina adivinador... ¿quién jugaba? Sí pues, muy obvia.

Jugaba él.

Se me abrieron los ojos como platos y me reafirmé en mi posición inicial. "Me gusta ese chico", le dije a mi amigo, como aquella primera vez. Así que, no podía conmigo. Ni conmigo ni con mi genio y me acerqué al árbitro para ver el score. Estaban perdiendo. Disimuladamente me quedé al lado de su equipo. Llevaba el 10. Quiero pensar que las miradas que cruzamos no fueron imaginación mía. No fueron producto de la cafeína o algo así. PERO PUCHA, en mi vida me sentí tan... no sé, tan... en complicidad. Fue bonito, esos ratitos, pero así... segundiiiiiiitos! Y ya pues. Ya se me fue la idea. AH NO! ya. Entonces... uno de sus amigos, justo el que estaba más cerca a mí dijo algo como "¿Vale distracción?". Yo al principio no lo entendí, hasta que les hicieron puntos y justo el que dijo eso, mencionó algo como "Ella distrae pues". Agradecí el piropo, aunque no me sentí como una distracción. En fin, en ese instante, tuve ganas de preguntarle cómo se llamaba su amigo. PERO NO. Qué va a ser, cómo iba a hacer eso. Entonces me senté con unos amigos que estaban al frente. Pasó el partido, perdieron como en el primero y yo me quedé con la idea del asqueroso "le hubiera preguntado". 

Le hubiera.

El "le hubiera" ya no valía pues, ya no tenía sentido que siga pensando en por qué no lo hice. Si no lo hice en ese momento era por algo y ese algo me quedaba demasiado claro. Además yo no era de esas reacciones pues, la timidez es la que gira el timón en este barquito. Y aquí es donde se acerca mi amiga, la de la otra vez, la que enamoraba con uno de la carrera. "Ya sé cómo se llama tu chico". UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUHH. Sentí como si un halls hubiera entrado a mi aorta, poniéndole mentita al pecho y así. Jajaja, suena estúpido, pero algo así fue. Me dijo el nombre. Era un nombre compuesto. Cuando llegué a mi casa me olvidé de buscarlo, pero bueno, lo busqué en Facebook y nada, no lo encontré. Me distraje haciendo otras cosas y bueno, me olvidé. Hoy mi prima -a la que también le conté- me dijo que ya lo había ubicado pero fue una falsa alarma. O sea cualquiera diría que me averiguo quién es para ir como una salvaje y toda mandada, hablarle y eso. PERO NO. En qué cabeza jaja. Yo sólo quería saber su nombre, con eso era feliz. El problema es que mi prima tardaba milenios en responder y yo tenía que irme a la Universidad a un partido de voley... Cuando volví, o sea, hace no más de dos horas, ni bien sentí que me pudría de aburrimiento, me decidí a buscarlo. Por diversión, por ver. Hice todas las combinaciones posibles de su nombre (el bendito nombre se puede escribir de 2342352463441312 formas). Hice variaciones en el "lugar", porque, para variar, los arequipeños en facebook tienen la opción de poner "Arequipa", "Arequipa, Perú, Arequipa" "Arequipa, Perú" "Perú, Arequipa" "AQP" y así. Y en una de esas, no sé cómo di con un profile con una foto en la que todo era pequeñísimo y nada era reconocible. ENTRÉ. 

¡Uff qué buena suerte tengo!

Era él, lo había encontrado. Zumbé hasta el cansancio a mi mejor amigo, justo le estaba contando de él. "ROOBBB LO ENCONTRÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE SOY UN DIOS BLABLABLABLABLA" En serio me sentí genial. Encontrar a una persona en Arequipa en menos de dos días, WOW. Aunque, Arequipa es un pañuelo y todo el mundo se conoce, igual es difícil ubicar a alguien de quien sólo sabes cómo se llama. Me sentí lograda. Sentí que fue todo un éxito. Revisé sus fotos, sí era él. Era como lo recordaba, me reí un montón con un par y... leí los comentarios. 

Bien, tiene enamorada. 

Sin prestarle mucha importancia, vi que sus fotos eran graciosas, pero ya no podía evitar distraer la vista cuando terminaba en ese nombre que comentaba "mi amor". Vi que los "te amo" iban desde hace más de un año y ya pues, qué pena... Entonces entré al profile de la chica. (Bien, me siento una chismosa, curiosa, de lo peor). Y... se me cayó el mundo. No sabía si reírme. Me carcajeé. Me reí como hace tiempo no lo hacía y dije un par de lisuras. También me olvidé si alguna vez dije que tenía buena suerte. La chica tenía una foto de perfil mostrando su pancita de por lo menos cinco meses. Bien, Erika, tienes la suerte más cómica del mundo. Jajajajajajaja. Ayy, vida la mía. Entonces ahí fue cuando di un gran suspiro, cerré todo y abrí el blog. 

2 comentarios:

Fiorella dijo...

Jajajaja yo que tú, ME MATABA XD

luciano dijo...

jkashdkajshdaksjh!!! MUERE... encontrar a alguien en arequipa es o mas facil que e hecho!